Convocatoria próximo monográfico: "Desafíos de la neurociencia a la filosofía"
Convocatoria próximo monográfico: "Desafíos de la neurociencia a la filosofía"
Históricamente ciencia y filosofía no han sido dos campos separados como actualmente pueda parecer ateniendo a cómo se han institucionalizado, tanto desde el punto de vista académico como educacional. En su origen la filosofía significaba amor a la sabiduría y constituía todo el campo del saber. Podemos decir que Aristóteles tenía todo el saber en sus manos, tanto el horizontal, es decir, todo lo que después han constituido las disciplinas, desde la astronomía a la sociología, como el vertical, a saber, lo diversos niveles de conceptualización, desde la ciencia a la metafísica. A lo largo de la historia las ciencias particulares se han ido desmembrando de la filosofía, dando lugar a un mayor conocimiento del mundo pero, a la vez, a una fragmentación del mismo. Esta atomización del saber parece haber llegado a un punto de inflexión, por lo que es necesario recurrir a marcos interdisciplinares para abordar fenómenos complejos con los que se enfrenta la ciencia actual. No cabe duda de que las ciencias cognitivas es uno de estos marcos interdisciplinares imprescindible para abordar los fenómenos cognitivos desde la filosofía, la lingüística, la antropología, la ciencia de la computación, la psicología y la neurociencia. El comienzo del siglo XXI está marcado por el desarrollo del estudio del cerebro y por su impacto en las humanidades, muy especialmente en todas las ramas de la filosofía, como no podía ser de otra manera. El estudio del cerebro se ha visualizado a través de la neurociencia, en su sentido más general de la búsqueda de las bases neurológicas de las diversas funciones mentales.
Abordar la filosofía en el marco de las neurociencias implica situarnos en el programa naturalizador, en el sentido de que aceptamos la relevancia de las ciencias empíricas a la hora de configurar los modelos epistemológicos y éticos que forman parte de la filosofía. La naturalización tiene que ver con la relación entre la filosofía y las ciencias empíricas, admitiendo varias posturas más o menos radicales. En un extremo está la reducción de la epistemología a la psicología, como apuesta W. Quine, o incluso su eliminación, como argumenta P. Churchland, en el sentido de que los problemas filosóficos se irán resolviendo en la medida de que progresen las ciencias cognitivas. En el otro extremo estaría el apriorismo como una posición que considera que la filosofía es ajena a los resultados empíricos de la ciencia. Entre estos dos extremos podemos encontrar planteamientos intermedios a partir de la idea de que los modelos filosóficos no pueden hacer caso omiso de los resultados empíricos de las diversas disciplinas, aunque no necesariamente tengan que quedar supeditados ni eliminados por ellas. Es lo que podríamos llamar ‘tesis minimalista de la naturalización’ que consistiría en lo siguiente: i) abandonar los criterios apriorísticos para la fundamentación del conocimiento; y ii) aceptar que toda norma epistémica ha de ser compatible con lo que las ciencias empíricas nos dicen sobre las capacidades cognitivas de los humanos, teniendo en cuenta las condiciones del entorno físico y social en el que se desenvuelven.
Lo que no pueden determinar las ciencias empíricas es cuál es la mejor práctica científica entre todas las normas posibles compatibles con nuestras capacidades biológicas y sociales.
Ahora bien, ¿por qué la neurociencia es especialmente relevante para la filosofía? Fundamentalmente, porque es la ciencia que estudia nuestra capacidad de conocer y de pensar y es precisamente el conocimiento del entorno lo que es esencial para la supervivencia de la especie y la base para las facultades superiores del pensamiento. Es pues obvio que el cerebro tenga un papel preeminente en la naturalización de la filosofía. Si pensamos que la filosofía trata de buscar la fundamentación racional de nuestras creencias cognoscitivas, morales y estéticas, no es de extrañar que sea relevante y de vital importancia la preocupación y el interés por aquellas partes del cuerpo que más directamente están implicadas en el pensamiento. Los conocimientos aportados por las neurociencias afectan a todas las ramas de la filosofía, desde la antropología filosófica a la metafísica pasando por la ética y la epistemología. Es difícil pensar que algún sistema filosófico pueda quedar inmune a los avances de la neurociencia. Por tanto, un proyecto de este tipo bien podemos llamarlo ‘NeuroFilosofía’ (NF), lo cual implica: un marco naturalizador, un punto de vista interdisciplinar y una interrelación entre las culturas científicas y humanistas.
El objetivo del monográfico es abordar todos los elementos que entran en juego en esta interacción entre neurociencia y filosofía, analizando sus perspectivas más relevantes. Por un lado, está lo que se ha llamado ‘enfoque cognitivo en filosofía’ en el sentido del impacto de las neurociencias a las diversas ramas de la filosofía, desde la epistemología y la ética hasta la antropología filosófica y la estética. En esta línea, se abren nuevas formas de representación del conocimiento, innovaciones metodológicas y tecnológicas en la investigación científica y un largo etcétera fruto de la creatividad. Algunas de las subdisciplinas más trabajadas en la actualidad, pertenecientes a esta línea de investigación, son la ‘Neuroética’ y la ‘Neuroestética’. Por otro, está la ‘filosofía de las neurociencias’, en el mismo sentido de la filosofía de la física, la química, la biología y las ciencias sociales, dando lugar al análisis epistemológico y ético de las neurociencias. En este punto pueden plantearse problemas morales en determinadas investigaciones que incluyen seres vivos, consecuencias medioambientales por la utilización de tecnologías, el impacto social de aplicaciones prácticas de las neurociencias, etc. En conclusión, el monográfico pretende hacerse eco tanto de las principales líneas de pensamiento en el marco de las neurociencias, como de las consecuencias prácticas que puedan derivarse de su desarrollo.
Editora del número: Anna Estany – Universidad Autónoma de Barcelona
Fecha límite para presentación de artículos: 31 de agosto de 2022.